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Arquitectos: tweestroom architecten
- Área: 100 m²
- Año: 2024
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Fotografías:Nick Claeskens, tweestroom architecten
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Proveedores: HAG-Office, Muller van Severen, On/off

Descripción enviada por el equipo del proyecto. En nuestra búsqueda de una nueva oficina, hemos encontrado este espacio en bruto en Marie Thumas, una antigua fábrica de conservas de Lovaina. A la espera de una importante renovación, nosotros, junto con otros creativos, estamos manteniendo vivo el edificio.

Descubrimos espacios abandonados pero llenos de luz con pintura desconchada y los transformamos en un ambiente fresco utilizando materiales encontrados en el edificio. Lo existente es nuestra mayor y más alegre inspiración.



Todo lo que creamos para este proyecto se adhiere al espíritu de reutilización de materiales. No sólo diseñamos utilizando el mayor número posible de materiales recuperados, sino que también mantenemos elementos desmontables que no necesitan ser permanentes.


Conservamos y resaltamos el carácter rudo y elemental de los espacios -definido por los ladrillos pintados y el hormigón visto- y lo suavizamos con el uso de textiles, que dan a cada zona su propio encanto sin costes excesivos.

La pared de cristal de la sala de reuniones debe sus detalles únicos a las limitaciones de los materiales encontrados. Sólo superponiendo paneles de vidrio de gran tamaño pudimos incorporarlos al espacio. Este detalle acentúa aún más el carácter del vidrio ahumado. Complementamos la pared con mármol reutilizado y una nueva puerta de aluminio, junto con una manilla descubierta en el edificio. La estética ecléctica que surgió es algo que nunca habríamos imaginado utilizando solo materiales nuevos. La paleta de colores de la sala de reuniones se eligió para complementar los tonos existentes: amarillo para el gas y verde para la electricidad.

La mesa de reuniones, diseñada por Tweestroom, se hizo con madera reutilizada y se pulió con aluminio cepillado. El suelo de la sala de reuniones, irregular debido al drenaje de agua durante la época conservera del edificio, se niveló utilizando tablones finos de pino que encontramos en los espacios abandonados.
La zona de trabajo principal es sencilla, con elementos técnicos a la vista que se integran perfectamente en el espacio. Las mesas están dispuestas alrededor de una pared de ladrillo, que hemos revestido de mármol. Para añadir vitalidad, sobre todo en los días grises, elegimos cortinas de colores con una sencilla base de lino natural.
El «salón» se diseñó para evocar un ambiente acogedor y tranquilo. Los paneles acústicos, la mesa de centro y el viejo sofá son de roble cálido, lo que crea una sensación de cohesión y naturalidad en todo el espacio. Al igual que en la zona de trabajo, añadimos color con telas reutilizadas en las cortinas de lino natural, infundiendo calidez y encanto a la estancia.
Para la cocina, conseguimos un mueble de acero inoxidable de segunda mano que complementa los elementos de aluminio en bruto utilizados en el resto del espacio. Una vez más, las cortinas aportan un ambiente alegre y acogedor.
Este proyecto demuestra cómo la reutilización de materiales existentes puede despertar la creatividad y transformar espacios olvidados, creando algo nuevo y significativo, aunque sólo sea por un tiempo limitado.